lunes, 18 de diciembre de 2006

Niña, tan niña y con tantas ganas de volar.


Yo un poco más grande te admiro….por tu inocencia, por tu sencillez, por tu valor, por ser como sos…cajaro!!!

Un día, así… no más… te descubro mirándome por una esquinita. Con esmerada precisión imitas mis “rituales” mientras me maquillo frente a un espejo.

Oh niña…hasta en eso sos tan meticulosa.

Pero mientras una leve sonrisa invade mi rostro, por dentro quisiera que no te apresures, que no corras.

Pero, un momento, yo tampoco debería correr, debería sentarme simplemente un día y correr con vos por el parque, cantarte una canción o pedirte que me leas uno de esos cuentos en los que al final los buenos siempre vencen y en los que te gusta perderte por horas y horas… esos mismos que le cuentas a tu abuela.

De repente, mientras pensaba en lo que no hago y debería hacer, te descubro en el reflejo pero ahora junto a mi. Me recuerdas que se hace tarde, que el almuerzo está en el refri y que no me olvide de llamar.

Maldita rutina… decido escaparme por unos minutos más… que más da…

Contame un cuento…

La emoción y la extrañeza se confunden en tu mirada. Corres e inicias el relato…

…Terminaste?

Ve despacio muñeca…

3 comentarios:

Julia Ardón dijo...

Despacio...y con buena letra...
"cajaro!"

;)

Ivannia Villalobos dijo...

Así es Julia, diste en el punto exacto....

Dinia Solano dijo...

Oye, de veras la vida diaria nos va comiendo y hasta nos volvemos invisibles a nosotros mismos.

Saludos, está chiva tu blog!