
En una de las actividades del 31 de diciembre de 2007, una de las niñas del Caracol de La Garrucha dijo:
“Ahora les voy a platicar sobre mi vida. Tengo ocho años. Como niña tengo derecho a hacer lo que quiera. A estudiar en las escuelas. Mis padres me animan. Tengo derecho a jugar, a bailar, a pasear gracias a esta lucha y a nuestros mayores, a cambiar la vida de la humanidad. Conozco la realidad, estos derechos serán mi mejor arma para luchar en el futuro. En mi escuela a veces no encontramos los materiales, mis papás trabajan para conseguirlos. No agarramos migajas del mal gobierno”.